Además de mucha profesionalidad, asesorar a empresas familiares requiere una gran dosis de sensibilidad. La gestión de la empresa familiar debe orientarse a definir las relaciones entre los distintos miembros de la familia y a consolidar las estructuras empresariales siempre buscando el mínimo conflicto y el máximo de eficacia. El objetivo es pasar de la empresa familiar a la familia empresaria haciendo que propiedad y gestión aprovechen todas las ventajas competitivas que supone la empresa familiar. Este es un objetivo muy ambicioso y un gran reto profesional.